O almóndigas para quién lo prefiera.
Básicamente, la receta es porque I LOVE IKEA, en cualquiera de sus manifestaciones. La planta de arriba, la de abajo, el corral para dejar los niños y que no molesten, el restaurante.
La reforma de la cocina nos trajo cerca de millón y medio de disgustos y una gran alegría: albóndigas Ikeales. Cuando terminamos de diseñarla lo celebramos comiendo en el propio Ikea y desde que las probamos no he dejado de buscar la receta porque aunque las venden, son carísimas, diez euros el kilo de albóndigas y un euro (?) la salsa. Además da un poco de asquete.
Así que ahí va.
Ingredientes para 2:
- Una cebolla.
- 800 gramos de carne picada de ternera (así sobra un poco).
- Pan rallado.
- Un huevete.
- Mantequilla.
- Caldo de la cocción de un codillo.
- Harina.
- Pimienta.
Lo primero que hay que conseguir es el caldo de la cocción de un codillo. Yo uso el codillo en salmuera, y como el caldo se queda salado, no le echo sal a esta receta (aunque sal, lo que se dice sal... no echo a casi nada). El caldo lo podemos congelar hasta que hagamos las albóndigas.
Pasando a la receta en sí, tienes que picar la cebolla muy pequeña y ponerla a pochar, con MANTEQUILLA (puag-umm).
Cuando termine pon a mezclar la carne con un huevo, la cebolla, pimienta y pan rallado (el pan hasta que deje de estar pringosa para poderla manejar). He visto que aquí la gente pone leche, a mí no me gusta.
Haces pelotillas la mezcla, la pasas por harina y a la sartén con más mantequilla (Gordorrr).
Para la salsa, usamos el caldo de la cocción del codillo, ponemos un poco de harina con aceite y la cocinamos, cuando esté añadimos el caldo y dejamos reducir. Cuando haya reducido y espese un poco echamos un chorrito de nata y dejamos cocer otros cinco minutos. Ya podemos echar las abóndigas y dejar un poco más para que la salsa coja un poco del sabor. Y¡listo!.
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